Lunes, 20 Junio 2016 22:19

LAS VIVENCIAS DEL NIÑO Y EL USO DE LOS NÚMEROS

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Las experiencias vivenciales…. Un cúmulo de estrategias educativas en potencial.

El número y la cantidad son una creación cultural que el niño vive a través de su relación con la familia y consigo mismo. Con entornos más amplios como el trabajo y la comunidad, que intervienen en su formación, sin dejar de mencionar a la TV, videos e internet que hoy amplían su experiencia y favorecen al aprendizaje espontáneo.

Aprendizajes como la matemática por sus usanzas, a las palabras numéricas de connotación local, a la resolución de problemas cotidianos que se asimilan de forma vivida y real. Y que se evidencia en conocimientos intuitivos con las formas resolutivas y funcionales.

La experiencia se acopia del argot turístico, el cual se ha trasladado a la educación inicial. Tengo la certeza como docente, de haber encontrado el punto de partida para proponer ante los niños, un conjunto de estrategias que aportan a la comunidad. Lo que despierta conocimientos recogidos por las manos, la vista, el tacto y los oídos. Información contextualizada que es compartida con sus familiares, amigos –en suma– con sus allegados. Un ejercicio constante que los ayuda a entender y a enfrentarse al mundo que los rodea.

En función a tal perspectiva –y partiendo de las manifestaciones matemáticas– el niño llega a la escuela con un manejo intuitivo sobre el número y su cantidad. Por ello, son capaces de contar o intentar hacerlo en sus actividades. Por ejemplo, suelen disfrutar contando las gradas al subir las escaleras, y señalan con sus dedos; demostrando que su encuentro con las matemáticas es útil y entretenido. Hace a los padres testigos de esta práctica social. 

Sin embargo, la educación usualmente está desconectada de la realidad del niño, con materiales didácticos llenos de colores relucientes que inundan hoy las aulas, pero que evaden el contexto que los rodea: las calles, los parques, las piedritas que coleccionan, la gente del barrio, las avenidas, las direcciones y hasta las placas de los autos; situaciones diarias que contienen matemáticas. Tan simple que no la vemos. Son una latente oportunidad para ser exploradas por la escuela, haciendo que los niños le tomen atención.

Es así que el aprendizaje se mezcla con el juego simbólico; donde se ejercitan el cuerpo y los sentidos. Donde la comunicación facilita el paso de emociones que conectan el aprendizaje como la curiosidad, la capacidad de asombro, la autonomía y alegría. Comienzan a reconocer la dirección numérica de las casas, el número de cuadra; o gestos comparativos de cantidad como notar quién les sirvió más refresco en su vaso o similares. Costumbres matemáticas que los acompañarán por siempre.

Asimismo, es necesario que los docentes miren más allá de lo evidente. Es preciso que recojan situaciones esporádicas en donde se observe el uso de las matemáticas. Para que puedan conectar con elementos del aprendizaje mencionado (la curiosidad, el asombro, la autonomía y sobre todo la diversión). Es imprescindible para el docente entonces, activar su observación, reflexión y análisis, y proponerla en su práctica pedagógica.

Considero que debe ser una tarea conjunta de los gobiernos regionales municipalidades y escuelas, facilitar el acceso de los niños en los parques públicos, mercados y calles; utilizando el aprendizaje cotidiano con experiencias dentro de la comunidad, con el fin de favorecer vivencias matemáticas con representaciones simbólicas del número y la cantidad, que abran las puertas de las escuelas, el mercado, el barrio con sus avenidas y calles en un clima de aprendizaje constante.

Finalmente, es preciso compartir que la experiencia es parte del actuar del niño. Un aprendizaje latente, y veces otras funcional, que siendo organizados y tomados en cuenta desde una mirada educativa comunal, favorecerán a un clima socio emocional de curiosidad, asombro y disfrute como elementos coadyuvantes del aprendizaje, que fortalecerán e invitarán a vivir plenamente las matemáticas. Números que trascienden las aulas. Porque… ¡Está en el barrio! ¡En la vida! Más cercana y menos complicada; dispuesta a enseñarnos, desde nuestra cultura y desde nuestra propia costumbre.

Liliana Ortiz

Docente de educación inicial de la localidad de Magdalena del Mar, Lima- Perú. 16 años de experiencia en colegios del estado y 8 años en escuelas privadas. Magíster en Investigación e Innovacion Curricular - Universidad San Ignacio de Loyola, Especialista en Comunicación y Matemática - Universidad Cayetano Heredia. Actualmente se desempeña como maestra de aula inicial 5 años y como Corresponsal Pedagógica Ugel 03-Lima.