El proyecto potencia el desarrollo de capacidades humanas y la implementación de tecnologías para conseguir que las poblaciones campesinas obtengan seguridad alimentaria, incremento de ingresos, salud y salubridad preventiva y ambientalista, educación productiva e ingreso masivo al mercado.
“¡Estamos aquí, por y para la gente de campo!”. ¿Suena político? ¿Suena oportuno? La verdad es que tiene de ambos… Se entenderá por qué, pero más adelante. Sin embargo, a pesar de que el speech, que esmuy similar al discurso de un candidato a la Presidencia de la República, o al de un aspirante a Congresista, es la ‘razón de ser’ del Instituto para una Alternativa Agraria (IAA): una asociación civil sin fines de lucro que impulsa un ambicioso proyecto surgido en Cusco (Jabon Mayo, provincia de Canas) en 1994. Me refiero a Sierra Productiva, una galardonada iniciativa (ganadora de premios nacionales y extranjeros) que se articula con organizaciones campesinas, federaciones y asociaciones, las cuales vienen luchando para lograr la anhelada tecnificación del campo. Busca el bien colectivo para eliminar la economía de sobrevivencia que emplea la población rural. ¿Cómo? Implementando las 18 tecnologías (*) a sus recursos productivos, naturales y culturales, por medio del conocimiento difundido por los Yachachiq (“quien lleva el conocimiento” en quechua), quienes motivan divulgando sus capacitaciones (presenciales o por video) con el método “aprender haciendo”. Su réplica conlleva una ardua tarea; son 2 millones 300 mil unidades productivas existentes en el país, donde el 95% provienen de la pequeña producción.
El objetivo de Sierra Productiva es que, a través de la familiaridad en el trato, el lenguaje empleado (quechua con un poco de español, o viceversa) entre campesino-Yachachuiq, el mensaje “nosotros podemos” cale claro. ¿El reto? Que el 100% de unidades familiares sean emprendedoras, para alcanzar un Perú rural con desarrollo pleno y libre de pobreza extrema. Cada familia de pequeña producción (de 5 o menos hectáreas), está en la capacidad de generar ingresos monetarios (de comercio) o no monetarios (de autoconsumo). Si se cuantifica en alimentos que se proveen a una chacra los 365 días del año, por un valor mínimo de S/.500, éste, según estimaciones, crecería a S/.1, 000 en el tercer año. No estoy para dar cátedra sobre números, pero sí, para hablar de la potencialidad que encierra la pequeña producción. Es increíble que para personas no técnicas del rubro, podamos apreciar una luz esperanzadora de lo que representa una solución tangible a la pobreza, mientras que para el Estado siga siendo invisible, pensando de forma errónea, solo en la gran producción (de 20 a más hectáreas).
Utilizando botellas y tubos de plástico, los Yachachiqs inculcan la instalación de sistemas de riego simples y a bajo costo. Del tal forma, la cosecha dejó de depender de la temporada de lluvias, para empezar a producir artificialmente la suya a lo largo del año. Son muchas las familias emprendedoras que comunican sus casos de éxito, movilizando a las comunidades a volverse productivas, con fuentes de trabajo, utilidades y beneficios que les permitan acceder a la verdadera inclusión social, sin esperar pasivamente la ayuda externa, que si bien es necesaria, no es el motor y motivo de superación. El capital humano es tan o más importante que el capital económico que puedan recibir por parte del Estado, premisa que pregonan y cumplen. En parte, como respuesta al abandono del campo y al campesino. Realidad que conoce Carlos Paredes, economista cusqueño y Director de Sierra Productiva, personaje que viene promoviendo, desde hace más de dos décadas, una verdadera revolución rural. Una que con muy pocos recursos, ha dado resultados más concretos que cualquier programa asistencial de los últimos gobiernos. El proyecto se basa en la gestión de la microcuenca, el incremento de la productividad en espacios cortos (pequeña producción), la capacitación campesino a campesino (a cargo de los Yachachiqs) y el diálogo abierto a las autoridades de su localidad. En conclusión, los pequeños y micropropietarios de tierras tienen el desafío de construir una nueva economía y mercado que descentralice los privilegios de una minoría. En el camino a conseguirlo, los pobladores rurales están adquiriendo derechos y responsabilidades, labrados por sus propias manos.
En conclusión, este programa no promete reducir o palear, sino eliminar la pobreza y desnutrición en la sierra peruana. La ayuda del Estado no puede seguir reduciéndose (y a la vez maximizándose) a cuotas o pensiones que resultan más costosas, que son de momentáneo alivio pero que no representan la culminación del círculo. No es regalar el pescado, sino dar las herramientas para poder pescar. O al menos esa sería la idea. El testimonio vivo de los agricultores nos indica que no es así. La inversión en tecnificación de campo es, incluso, menos de lo que actualmente otorgan en doce meses, con la diferencia de que Sierra Productiva es una inversión por familia única, es decir, que no vuelve a repetirse. Para ayudar efectivamente a los de menos recursos, el Estado tendría que equilibrar el peso entre los programas asistencialistas y los programas productivos. Como ya fundamenté líneas arriba, éstos últimos cuestan menos y empoderan más a los beneficiados. Mientras que el asistencialismo indefinido genera dependencia, perpetúa el problema y crea espacios para el populismo estatal. Sierra Productiva seguirá para seguir cambiando la mentalidad del que menos tiene, diciéndoles: “¡Tú puedes! De nadie más depende salir de la pobreza”. No solo porque pueden, sino porque quieren, diciéndole al mundo: “Soy campesino y vivo bien”. Una realidad que batalla su propia guerra: contra la indiferencia. Que cuando la gane, se podrá hablar de un modelo perfectamente replicable a otras zonas rurales del mundo. Y por fin afirmar, la dignidad venció, no hay pobreza ni desnutrición.
(*)Tecnologías:
- Agua Purificada – Filtro Cerámico/ Filtro Sky Hydrant /Sistema Sodis
- Agroforestería
- Abonos Orgánicos
- Baño Seco/Ecobaño
- Biodigestores para Biogas
- Cocinas Mejoradas con Chimenea
- Cocinas Solares
- Crianza de Cuyes
- Crianza de Pez Carpa
- Establo Mejorado
- Huerto Fijo a Campo Abierto
- Huerto Fijo en Fitotoldo
- Miniparcelas para Cultivar Granos y Tubérculos Andinos
- Módulo de Crianza de Gallinas Ponedoras
- Módulo Básico para Transformación de Productos
- Parcela de Campos Asociados Cultivados
- Riego por Aspersión/Goteo y Bomba de Agua
- Termas Solares

Sofía Cominetti
Soy detective y periodista. Mi primer amor fue Leopold Bloom. Odio las novelas porque descubrí que Leopold, mi galán platónico, era tan irreal como los talk show de la Bozzo. Amo hacerme la tonta para conseguir lo que quiero. Odio que me amen. Amo lo caleta y lo calato, lo original de lo impopular. Tengo la edad de una dama, río con honestidad y gozo con sarcasmo. Quiero conocer la India pero lo que más anhelo es conocerme a mí misma.